El proyecto y funciones del Northrop
Grumman Global Hawk son parecidos a los del famoso U-2, el avión de
reconocimiento estratégico nacido en los años 50. Gracias a su
radar de apertura sintética (S.A.R) de alta resolución que puede
penetrar a través de nubes y a una imagen optrónica infrarroja
(EO-IR), el Global Hawk puede vigilar casi 100.000 Km2 de terreno al
día. El RQ-4 Global Hawk puede volar hasta una distancia de 22.236
km, a una altitud de 19.812 metros, a una velocidad aproximada de 740
km/hora, con una autonomía de 35 horas. El Global Hawk tiene una
envergadura de 35,3 metros, una longitud de 13,4 metros, una altura
de 4,6 metros y una peso al despegar de alrededor de 12.00 kg, con
una carga transportable de 907,20 Kg. Por medio de un sistema de
transponders terrestres y por satélite, las imágenes pueden ser
transmitidas en tiempo real a los altos mandos militares, ya estando
en vuelo, en mar o tierra. Una vez programados los parámetros de
misión del Global Hawk, el vehículo aéreo no tripulado (UAV) es
capaz de posicionarse, despegar y volar de manera completamente
autónoma, permaneciendo en el área de vigilancia, para luego volver
y aterrizar.
Los operadores en tierra se ocupan del
control del estado de la aeronave, y, si es necesario, pueden
modificar durante el vuelo el plano de navegación y el programa de
los sensores. Más de la mitad de los componentes estructurales del
drone, incluidas las alas, carenados, empenajes, calota de los
motores, tomas de aire y radomo, han sido construidos con materiales
compuestos ligeros y de alta resistencia, como carbono y kevlar. El
fuselage principal del drone RQ-4 está hecho en aluminio de
estructura semi-integral. Está previsto que el Global Hawk sea
adquirido por la Luftwaffe, en una de sus versiones civiles, en
sustitución de los biturbina de patrulla Breguet Atlantic, mientras
se prevé que la flota de los RQ-4 Global Hawk de la OTAN establezca
su flota cerca de la base de Sigonella, en Sicilia.
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